Monday, June 6, 2011     17:19
 

La Compania de Opera Bracale en el Teatro Nacional (Nov. 1927)

La actividad artística en Panamá se venía desarrollando con mucho éxito desde los albores de la independencia. Solo basta recordar la inauguración del espléndido Teatro Nacional el 22 de octubre de 1908, que realizara la Compañía de Opera Lombardi, de gran prestigio internacional, con la obra AIDA del genial compositor italiano Guiseppe Verdi. .

Cabe anotar en estos momentos, que el Teatro Nacional fue usado por primera vez el 1 de octubre de 1908, para la toma de posesión del segundo presidente constitucional de Panamá, el Dr. José Domingo de Obaldía.

Por su posición geográfica, nuestra nación se vio favorecida en la presentación de diversos espectáculos, que eran privativos para otras naciones pequeñas por los altos precios que se debían pagar.

En este sentido, la República panameña tuvo dos factores de importancia en la promoción de estos actos. Primero se trató del Ferrocarril de Panamá y luego del Canal, que permitían a diferentes compañías artísticas actuar en nuestra capital y después proseguir su viaje hacia otros destinos. En consecuencia, éramos los beneficiarios de conciertos, óperas, recitales de música y poesía, dramas y danzas, que de otra forma, no se podrían haber cubierto sus gastos.

De esta forma, la Compañía de Opera Bracali, de alto renombre mundial vino al Teatro Nacional para presentar una serie de espectáculos, en un ambiente cultural que se encontraba ávido de muchas esperanzas por observar a artistas de tan reconocida clase.

El 18 de noviembre de 1927 presentan la ópera MADAME BUTTERFLY de Puccini, ante un lleno absoluto y con personas de pié por no conseguir los boletos necesarios.

La historia del teniente Pinkerton de la Marina de los Estados Unidos y sus amores con la japonecita Cho Cho San, es un tema muy conocido y famoso en el mundo entero.

El tenor Hipólito Lazaro se desempeñó con gran éxito en el rol principal, demostrando una gran habilidad en la parte escénica, ya que su voz sobrepasaba todo elemento de elogio.

Loretta Balducci, le dio vida al papel de Cho Cho San, con su bello registro de soprano lírica.

Esta ópera se repitió una vez más, pero en esta ocasión Guido Volpi realizó el papel del teniente Pinkerton, igualmente señalando grandes habilidades en el bel canto.

La parte de Sharpless, fue encargada a Luigi Dimitri y su voz de barítono, fue recibida en muchas ocasiones con ovaciones.

Tina Marucci tuvo la parte de Suzuki que se destacó en el bellísimo dueto del segundo acto con Cho Cho San, arrancando muy nutridos aplausos de la concurrencia y varias solicitudes de encore.

Al día siguiente la compañía puso en escena la ópera AIDA de Verdi y nuevamente ante un teatro totalmente lleno.

Nadia Svilanova tuvo el rol de Aida, la bella hija del rey Amonastro de Etiopía, que había sido capturada por los egipcios y retenida como esclava en la corte de Memphis, donde se enamora del soldado Radames.

El tenor Lazaro tuvo a su cargo este papel, que lo desempeñó con un extraordinario éxito.

La TRAVIATA de Verdi fue la siguiente presentación, como reemplazo de la programada EL BARBERO DE SEVILLA, debido a la repentina enfermedad de la soprano Elena Chembirini.

Loretta Balducci volvió a destacarse como Violetta, en donde hace patente su actuación como la sacrificada muchacha que pretende regresar a su vida anterior en las calles, para que su amado Alfred pueda acceder a los deseos de su padre y casarse con la escogida.

Guido Volpi interpretó este papel y fue largamente aplaudido.

Luigi Borgonoco, como el padre de la novia, fue muy destacado y alabado por sus magníficas dotes de barítono.

La obra, una adaptación de "LA DAMA DE LAS CAMELIAS" de Dumas, tuvo toda la inspiración de Verdi para hacer bien completa la trama romántica de la novela.

El Maestro Oscar Leone dirigió la orquesta y recibió muchos aplausos a la conclusión de la velada.

La temporada de la Compañía Bracale, se clausuró en la ciudad capital con la ópera TOSCA, donde otra vez las cualidades extraordinarias del tenor Hipólito Lazaro brillaron y cerraron así una temporada en la ciudad capital, que tuvo un enorme respaldo del público.

Posteriormente decidieron marchar a Colón y presentar en el Teatro América, dos espectáculos con las obras AIDA Y TOSCA. La sorpresa general fue el gran apoyo que brindó el público de esa ciudad al bel canto, a pesar de encontrarse por esa época dando funciones, el reconocido circo Dunbar, que atraía, todas las noches, a gran parte de los habitantes.

En Panamá, la Compañía Bracale, también tuvo en su contra, unas presentaciones de un conjunto español de flamenco que estaba actuando en el Teatro Metropole, con muchísimo éxito, especialmente debido a la gran calidad de la estrella principal, Granito de Sol. Sin embargo, como ya se mencionó el culto público de la capital, demostró su gran inclinación hacia estos eventos operáticos.

Es curioso observar, como en 1927, con la población existente en esa época, el público sabía aprovechar y respaldar con su asistencia al ofrecimiento de espectáculos de alta categoría y permitir que compañías internacionales como la Bracale, llevara en su historial, presentaciones exitosas en nuestro suelo.

Resulta también irónico observar como en los principios de nuestra vida republicana, el Estado se preocupó tanto por la Cultura y las Bellas Artes, dando como principal ejemplo la construcción del Teatro Nacional, el Palacio de Gobierno, de Relaciones Exteriores y el Municipal, para luego decaer en este tipo de ayudas.

Panamá y la Zona del Canal siempre ofrecieron un buen mercado para las presentaciones de tipo cultural que se pusieron en escena durante los primeros 25 años de nuestra independencia.

La inquietud por la cultura marcó un punto firme en la colectividad de esos tiempos, contando con un gran respaldo por parte de los diferentes gobiernos.

La Compañía de Opera Bracale demostró, una vez más, la gran avidez de los ciudadanos por todas las manifestaciones de la cultura y dejó muy buenos recuerdos a su paso por esta nación.