Monday, June 6, 2011     17:19
 

Ceder o vender el Canal de Panamá sugerido en 1927

El Dr. George F. Austin,un conferencista muy reputado y reconocido a finales de la década vigésima del siglo XX,, dictó el 8 de diciembre de 1927, en Jacksonville, Florida, una conferencia titulada "LA SOBERANIA DEL CANAL DE PANAMA Y LOSCOMPROMISOS ENTRE ESTADOS UNIDOS Y PANAMA".

Desde inicios de la exposición de la temática expresó " el problema de la soberanía del Canal Istmico, es el más complicado de cuantos confronta hoy el país y el cual se discute muy poco fuera de Panamá, pero llegará el día en que el pueblo de Estados Unidos tenga que fijar en él la atención. Es la cuestión interamericana más complicada que se haya presentado y se pueda presentar."

" No existe el convencimiento pleno de que los Estados Unidos tengan derechos soberanos en ese territorio"

Austin mantiene una visión clara de la realidad que se vive en ese año ( 1927 )
y lo difícil del problema que está analizando " duda sobre los derechos soberanos de su país en la franja canalera y que se trata de un tema que no se discute ni comenta mucho en otras partes".

La internalización de nuestra lucha por obtener un pacto justo y equitativo, tuvo que esperar más de 50 años y empieza a extenderse, gracias al empeño y lucha desplegados por Torrijos y su grupo, hacia esa dirección.

Es reconfortante observar como Austin analiza el tema de la soberanía, sin ningún tipo de ataduras ni de reticencias en el lenguaje empleado.

Continúa el conferencista " Pareciera que lo más lógico y equitativo sería que Estados Unidos reconociera la soberanía que tiene ¨Panamá sobre el Canal de Panamá y hasta el derecho que le asiste para explotar la vía interoceánica. Esto tendrá que hacerse por un principio de moralidad y como una muestra de magnanimidad de parte de los Estados Unidos, en pro de la existencia y el desarrollo de una nación que irreflexiblemente cedió sus derechos a Francia y después a Norteamérica".

Es necesario aclarar en estos momentos que Panamá nada tuvo que ver con la firma del primer Tratado del Canal, ( Herran-Hay ) ya que solo era un Departamento de Colombia en esos tiempos.

Apelar a la magnanimidad y moralidad por parte de los Estados Unidos de fines del siglo XIX, es una esperanza con muy poca posibilidad de realizarse, ya que después de la Doctrina Monroe, solo la expansión territorial pareciera ser la política exterior de más alta prioridad en dicho gobierno.

" La cesión del Canal de Panamá debe ser como la expresión de buena voluntad que anime a Estados Unidos en sus relaciones con Panamá."

" Legalmente tiene los mecanismos para ello y también porque cuenta con el poder material para hacerlo y con su habilidad para sostener el sentimiento americano que prevalece hoy, pero no seguir ganando antipatías de las Repúblicas del Caribe, ni las de la nueva generación de Panamá."

" Esta sugerencia no significa que regalemos una empresa que nos ha costado más de un billón de dólares y que está produciendo mensualmente, alrededor de dos millones y medio de pesos oro, sino que debemos ser consecuentes con una nación hermana, que inadvertidamente se sacrificó concedernos lo que nos ha concedido".

Estados Unidos nunca apartó el derecho de la fuerza para mantener su hegemonía en el Canal, ya fuera de tipo militar o económico, aunque todo el aparataje poderoso de las tropas acantonadas, imponía un tremendo respeto para ir a operacioes suicidas.

El presidente Roosevelt a pesar de su fogosa personalidad y firme carácter, nunca dio órdenes de atropellar a Panamá. Había manifestado en diversas ocasiones que no existían planes para establecer una colonia dentro del Istmo de Panamá.

Fue, por el contrario, una de las figuras que desde un principio se declararon a favor de Panamá ante la decisión de la ruta canalera y posteriormente, con una estrecha vigilancia para que no no se repitiera el desastre de la Compagnie Universelle du Canal Interoceanique.
Ante incongruencias de interpretaciones ambiguas del texto del Tratado, las protestas panameñas no se hicieron esperar y desde 1904, apenas meses después del movimiento separatista de Colombia, ya aparecían las voces de patriotas istmeños clamando por nuestros derechos.

Con el ánimo de escuchar estas reclamaciones, el Presidente Roosevelt, envió a Panamá, a su Secretario de Guerra, William H. Taft, quien se entrevistó con la parte panameña y surgieron modificaciones, principalmente de tipo económico, ( derechos aduaneros, correos, acueductos) que fueron plasmadas en el llamado Convenio Taft, que años más tarde, fue rechazado por la propia nación norteña, pero bajo otro gobierno.

Expresaba el doctor Austin que "Panamá es la única nación que no se beneficia con el Canal y es más bien su ruina económica. Cualquier otro país latinoamericano gana más, aún cuando el Istmo tenga un sinnúmero de vendedores de souvenir y turistas".

Si Panamá no obtuvo grandes ganancias en esos primeros años, presentes están los logros en el el aspecto sanitario ( acueducto, pavimentación y escuelas) luz eléctrica, viviendas, hospitales, que indudablemente repercutieron en aspectos muy positivos para la nación panameña.

Es algo importante destacar que Austin también fue uno de los primeros personajes de categoría internacional, que expresó en forma positiva, sobre la capacidad del ciudadano panameño para
administrar por sí solo el Canal de Panamá y dijo, con mucha franqueza que " la habilidad de ese país para manejarlo no es una cuestión que deba discutirse, porque la inteligencia está distribuida en todas las naciones y Panamá también tiene su parte.

Añade que " El error étnico mayor que se registra en la Historia fue el que cometió los Estados Unidos al sacar 30.000 hombres de la zona templada y llevarlos dos mil millas al sur, a la zona tórrida. Somos también responsables de haber introducido 60.000 negros antillanos en el Istmo, otra espina que hemos clavado".

El error no fue introducir esa masa de antillanos, sino más bien, el no devolverlos a su país natal como demandaban los Tratados, pero una vez establecidos en Panamá y al dársele todas las oportunidades de estudio y trabajo, se observó que daban muy buenos resultados en las responsabilidades que se le asignaban.

Esos avanzados pensamientos del Dr. George F. Austin resultaron proféticos y lo señalaron como un gran conocedor de la psicología del panameño, demostrando una gran fe en la capacidad nuestra para manejar la empresa del Canal, hecho que presentaba amplias dudas en varios sectores norteamericanos..

El tiempo y la eficiente labor desempeñada por nuestros compatriotas en la administración del Canal y durante estos dos años continuos y posteriores al 31 de diciembre de 1999, son la más elocuente respuesta para los pocos incrédulos que aún persisten ante las pruebas de la capacidad de los panameños para manejar el Canal.