Monday, June 6, 2011     17:19
 

Plaga bubónica en el Canal

La situación en los trabajos del Canal de Panamá, para junio de 1908, todavía se encontraba en estado caótico y de pánico.

Había empezado a mejorar algo, desde principios de 1907, por las medidas de control y saneamiento ambiental, implantadas por Gorgas y su grupo, que se proyectaban como muy exitosas.

En diversas ocasiones fueron aplicadas por medio de la fuerza, debido a la oposición de varias familias, por considerarlas como una invasión a su privacidad.

Posteriormente y en vista de los positivos resultados que se observaron, se obtuvo una gran cooperación.

El 23 de diciembre de 1906, durante la autopsia de un paciente fallecido de fiebre amarilla, Gorgas pronosticó, que sería el último caso de la enfermedad en Panamá.

Las cifras estadísticas siempre demostraban que malaria era mucho más predominante, pero la otra fiebre, por su alta mortalidad, estaba envuelta con el manto del terror, pánico y desmoralización.

Algo parecido sucedía con la plaga bubónica, enfermedad que arrastraba un tétrico pasado, después de haber casi destruido al mundo en la
Edad Media.

La noticia de un caso fatal ocurrido el 20 de junio de 1908 en el Hospital Ancón, fue mantenida en secreto, durante un tiempo prudente, por Gorgas y su equipo de Sanidad.

Se deseaba primordialmente, organizar de forma inmediata, las medidas de precaución, necesarias para el establecimiento de cordones sanitarios en los lugares, posiblemente contaminados por un barco proveniente de Guayaquil, Ecuador.

El muelle de la Boca ( después llamado Balboa ), fue colocado dentro de un impenetrable aislamiento.

Cientos de trampas para ratas se pusieron por los desembarcaderos y lugares adyacentes. En los barcos se colocaron en las sogas de amarre al puerto, dispositivos especiales para evitar que animales infectados subieran al interior de las embarcaciones.

En consecuencia, todos los buques provenientes de lugares, supuestamente contaminados, se sometían a cuarentena, además de fumigarse con azufre y mercurio.

De forma similar, se evitaba el transporte de alimentos que se conocían como favoritos para las ratas, tales como arroz, papas, granos en general, etc.

El 3 de julio de 1908, se conoció del fallecimiento en el Hospital Ancón, de un ciudadano de Barbados, estibador de barcos, que fue ingresado el 20 de junio, con una sintomatología compatible con plaga bubónica, que luego fue confirmado por medio de la autopsia.

Como medida de doble protección, el buque fue fumigado una segunda vez, con un aumento en la concentración de los químicos.

Se ofreció una compensación de $ 0.02 por cada rata muerta que fuera entregada en el Departamento de Sanidad de la Zona del Canal, recibiéndose un increíble número de ellas, mayor que el más optimista de los pronósticos.

La plaga es un padecimiento que estaba presente en varios puertos de Sur América, primordialmente en Antofagasta, Arica, Chiclayo, Guayaquil, y Paita, transmitida por medio de ratas infectadas.

La incubación es de 6 a 7 días, o sea, el lapso necesario para la aparición de síntomas. Barcos que procedían de estos destinos, eran fumigados en su lugar de origen, para luego, al llegar a puerto, recibir un tratamiento similar.

Para 1908, en medio de los problemas de la construcción del Canal de Panamá por los norteamericanos, cuando apenas se había terminado con la fiebre amarilla, hubiera sido un golpe muy devastador para la moral de la fuerza laboral y el resto de los habitantes de la Zona, de presentarse una epidemia de plaga bubónica.

Las rápidas y muy estrictas medidas sanitarias impuestas desde los momentos iniciales, lo mismo que mantener en secreto, por un corto tiempo, la divulgación de lo sucedido, fueron pasos bien acertados.

Es muy fácil imaginarse el terror y espanto , en todos los trabajadores , ante una noticia de tanta importancia y suma trascendencia, pues las imágenes de la Edad Media y la gran mortalidad que hubo en el mundo, eran aprensiones que estaban muy latentes en la mente de todos.

De haberse producido una epidemia de plaga bubónica en Panamá, las consecuencias sobre el éxito de la construcción del Canal, podrían haber sido impredecibles y muy devastadoras.

Otro galardón para el equipo de Sanidad del Canal, tan científico y dedicado a sus labores.