Monday, June 6, 2011     17:19
 

El primer superintendente panameño del nuevo Hospital Santo Tómas

El Decreto No. 23 del 8 de julio de 1904, firmado por el Presidente Manuel Amador Guerrero y refrendado por el Secretario de Fomento, Don Manuel Quintero V., confería al Jefe del Cuerpo de Sanidad de la Zona del Canal Istmico, Coronel William C. Gorgas, el control y dirección de los problemas de salud pública en las ciudades de Panamá y Colón.

En consecuencia, todos los superintendentes del viejo Hospital Santo Tomás, fueron siempre ciudadanos norteamericanos.

El Mayor Edgar A. Bocock ejercía este alto cargo directivo, al momento de ser trasladado a sus nuevas instalaciones en La Exposición, el mencionado centro hospitalario, el 1 de septiembre de 1924.

El citado militar había contribuído muy eficientemente con su trabajo, dedicación y esfuerzos durante la construcción del nuevo hospital.

Sin embargo, al enviar el Presidente Porras a la Asamblea Nacional el día 9 del mismo mes, un decreto de nacionalización de los hospitales, la posición del Mayor Bocock y la de otros extranjeros que ocupaban altos cargos, se tornó un poco incierta e inestable.

El Decreto especificaba "los empleados de los hospitales de la República, deben ser panameños", igualmente indicaba "excepción hecha de los técnicos o profesionales que se pueden conseguir en el país, cuyos servicios puedan ser contratados por el Poder Ejecutivo".

Señalaba también "corresponde al Poder Ejecutivo la facultad de organizar y fijar el personal de todos los hospitales de la República".

Con miras a calmar los ánimos en los predios hospitalarios, terminar la inquietud reinante y llevar un poco de tranquilidad y paz mental al personal, se publicó en los diarios el 15 de septiembre, una noticia donde se decía que el Gobierno Nacional estaba listo para firmar un nuevo contrato con el mayor Bocock por $600.00 mensuales, con el Dr. Connor, como Jefe de la Clínica Médica por $525.00 y con la enfermera Miss Adams por $200.00 como Jefe de ese cuerpo. Además, como beneficios adyacentes, se proporcionaba casa y comidas.

Los contratos serían por tres años para el Superintendente y por dos para las otras personas.

A pesar de la información anterior, el Mayor Bocock fue notando una progresiva disminución en su fuerza de mando y control, así como una menor cooperación de los empleados en general.

El 23 de septiembre, la Asamblea Nacional, cita al Secretario de Fomento y Obras Públicas, par que informe al pleno de la misma sobre presuntas violaciones al decreto de nacionalización por parte del Superintendente del Hospital.

La situación se fue tornando cada vez más difícil e insostenible, lo que determinó que en la mañana del 13 de octubre, el Mayor Bocock, se embarcara hacia los Estados Unidos, dejando en acefelía su puesto. Posteriormente se supo que había enviado una carta al Poder Ejecutivo donde manifestaba que iba a arreglar unos asuntos con el Ejército de los Estados Unidos y que regresaría en 30 días.

Dentro de las 24 horas siguientes, se nombró al Dr. Alfonso Preciado, como Superintendente interno, de acuerdo al decreto siguiente:

El Presidente de la República, en uso de sus facultades legales,

Decreta:

Artículo Unico: Nómbrase al Dr. Alfonso Preciado como Superintendente Interino del Hospital Santo Tomás.

Dado en Panamá el día 14 de octubre de 1924.

Rodolfo Chiari Tomás Gabriel Duque
Presidente Secretario de Fomento y Obras Públicas

El 17 de octubre el Dr. Preciado dirige a los empleados del Hospital Santo Tomás la siguiente circular:

"Debido a ciertas quejas que han aparecido en los periódicos de la localidad últimamente, encarezco a todo el personal bajo mis órdenes, la mayor acuciosidad en atender a las personas que acudan al establecimiento en busca de atención médica.

Son deberes ineludibles de los encargados del servicio interno de este Hospital, tratar a todo el mundo con el mayor respeto y socorrer sin demora a cuanto vengan a él, en busca de cuidados.

Es necesario que desaparezcan quejas que puedan traer descrédito a esta institución, pues no deseo verme obligado a tomar medidas severas contra los responsables de estas irregularidades.

A. Preciado
Superintendente Interino.

Días después, más de un centenar de prestantes figuras de Panamá, entre los cuales estaban Eusebio A. Morales, Carlos L. López, Samuel Lewis, Eduardo Chiari, Nicanor A. de Obarrio, Rosendo Jurado, Julio Alemán, Melchor Lasso de la Vega, y muchos otros más, dirigen al Poder Ejecutivo la siguiente carta:

Octubre 23, 1924

"Los suscritos hemos recibido con beneplácito el nombramiento del Dr. Alfonso Preciado, Superintendente Interino del Hospital Santo Tomás y veríamos con agrado y verdadera satisfacción que el Poder Ejecutivo, teniendo en cuenta las relevantes cualidades y virtudes del Dr. Preciado, como patriota, organizador y profesional de reconocida reputación, lo nombre como Superintendente en propiedad".

Entre estos firmantes no había ningún empleado del Hospital, ya que el mismo Dr. Preciado, les había recomendado no hacerlo así, en comunicación dirigida a ellos y de acuerdo al tenor siguiente:

Octubre 24, 1924

"Muy señores míos:

Ha llegado a mi conocimiento que Uds. están levantando una lista para ser enviada al Poder Ejecutivo solicitando que verían con verdadera satisfacción que se me nombrara como Superintendente en propiedad del Hospital Santo Tomás.

Agradezco en alto grado esta manifestación tan espontánea de aprecio, pero considero que tratándose de una lista suscrita por empleados actualmente bajo mi cargo, por razones de delicadeza deben abstenerse de llevarla a cabo.

Con expresiones muy sinceras de profunda gratitud, soy de uds.,

Atento servidor,

Alfonso Preciado
Superintendente Interino.

El 19 de noviembre de 1924, el Mayor Bocock informa al Gobierno Nacional, que ha aceptado un puesto en el cuerpo médico del Walter Reed Hospital en Bethesda, Maryland, y que no regresaría a Panamá. Más tarde es escogido como Superintendente del nuevo General Hospital de Colorado por sus grandes conocimientos y experiencias dentro de lo médico - administrativo.

El Dr. Preciado de hecho se convierte en el primer panameño en el cargo de Superintendente del Hospital Santo Tomás.

Dejó en esa posición una profunda huella por su acrisolada honradez, su gran profesionalismo en el ejercicio de ese cargo directivo y por su gran capacidad como organizador, en una etapa muy difícil y decisiva para las instituciones hospitalarias de la República, que siguieron tras la senda que les marcó este destacado médico panameño.

Se necesitaba una enorme dosis de ecuanimidad, de gran coraje y fe en si mismo, para tomar la dirección de un nuevo centro hospitalario y saber que permanecería bajo la estricta vigilancia de todos, sujeto a las comparaciones y ser el blanco de críticas por las más insignificantes fallas.

Eran los primeros pasos totalmente bajo la guía de un panameño que daba el Hospital Santo Tomás, después de casi 20 años de estar ese hospital bajo Superintendentes norteamericanos.

Es muy importante recalcar este acontecer histórico en la medicina de Panamá.