Monday, June 6, 2011     17:19
 

L'Hopital Notre Dame Du Canal

Cuando los franceses llegaron Panamá, para empezar la construcción del Canal Istmico en 1880, trajeron un excelente cuerpo médico, encabezado por el Dr. Louis Companyo y un grupo pequeño de enfermeras.

El cuerpo de profesionales también incluyó a Edward Carcenac, miembro del Colegio Real de Cirujano de Londres y a Frederick Pidoux, perteneciente al Colegio Médico de París.

El Dr. Companyo tenía la vasta experiencia de haber trabajado con el Conde de Lesseps, en la triunfal construcción del Canal de Suez.

El cuerpo médico recomendó la rápida construcción de dos hospitales, uno en cada ciudad terminal del Canal ( Panamá y Colón ).

El primero se levantó en la ciudad capital, a un costo de 500 millones de dólares, suma exorbitante para la época, siendo localizado en una bella colina del cerro Ancón, denominada la Huerta de Gallia, cercano a un Stranger's Hospital, pequeña institución que era operada por las Hermanas de la Caridad.

L'Hopital Central fue inaugurado por el Arzobispo de Panamá, Monseñor Telésforo Paul, el 12 de septiembre de 1881, con una grandiosa ceremonia.

Esta construcción representaba un bello concepto arquitectónico y más aún, su distribución en edificios separados, hacía posible la clasificación de los enfermos,. de acuerdo con la patología que presentaba y por consiguiente un más rápido y eficiente tratamiento.

Tenía una capacidad de 500 camas y edificado a un costo de cinco millones de dólares, estaba rodeado por grandes árboles de Eucalipto y plantas de flores, que le daban un acogedor entorno.

Esta altísima suma de dinero, permitió equiparlo con los mayores adelantos de tipo médico-quirúrgico existentes para esos días.

Un médico canadiense, Dr.Wolfred Nelson, quien ejercía la medicina en la ciudad capital y enemigo declarado del Conde Ferdinand de Lesseps, Director General de la Compañía del Canal francés, reconoció en su libro "Cinco años en Panamá", que los servicios médicos ofrecidos por los franceses "son, sin duda, el más perfecto sistema hospitalario que se ha construido en el Trópico".

Al desconocerse el papel de los mosquitos en las fiebres amarilla y malaria, introducían las patas de las camas del hospital y probablemente en sus residencias, en recipientes pequeños llenos de agua, para impedir el ascenso de hormigas.

Posteriormente se comprobó que esto era equivalente a tener al enemigo dentro de la casa, ya que además servía, como perfectos criaderos de mosquitos, situación que se repetía en los jardines del Hospital al rodearlas de recipientes y canjilones con agua.

Con razón, los pacientes temían el ser hospitalizados, ya que era corriente que entraban por una causa y morían por otra adquirida dentro de las salas de internamiento.

El Hospital constaba de 90 edificios separados y construidos sobre columnas, para efectos de aislamiento, mejor circulación del aire, aseo y control de pacientes..

El costo de la hospitalización era de 5 francos ( $ 1.00 dólar ) diarios, pagado por la Compañía del Canal o por los contratistas independientes.

En muchas ocasiones, estos últimos evitaban autorizar las hospitalizaciones, ya que procedían al despido inmediato de los empleados cuando observaban los síntomas iniciales de cualquiera enfermedad, sobre si se trataba de fiebres.

Los mismos trabajadores, también le tenían un gran pánico a los hospitales, considerándolos como antesalas de la muerte, ya que entrar al hospital era un pasaje abierto al cementerio.

Se comentaba que los pacientes fallecían tan rápidamente ( 75% de hospitalizados), que por falta de camas, en algunas ocasiones, eran trasladados a los ataúdes, sin haberse verificado la ausencia total de los signos vitales.

Cuando la Compagnie Universelle quebró en 1889, en medio de un gran escándalo, dejó en sus hospitales, unas estadísticas completas, que demostraban el deceso de 6283 pacientes, mientras que Gorgas, años más tarde y revisando estas mismas fuentes, llegó a la conclusión de que los fallecimientos podían estar cerca de los 22000.

L'Hopital Central de Panama, fue un gran centro, que representó un singular avance para los cuidados de salud de esa época.

El trabajo del equipo médico y de enfermería, estuvo repleto de actos de valor, entrega y abnegación, sobre todo cuando se desconocía la forma de trasmisión por los mosquitos de las fiebres amarilla y malaria.

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