Monday, June 6, 2011     17:19
 

Los últimos grupos en adherirse a la independencia de Panamá

Con el apresamiento de los generales Tobar y Amaya, junto con su Estado Mayor, el 3 de noviembre de 1903 en las horas del atardecer, la revolución independentista, había llegado a un punto de no retorno.

En un momento de vacilación del Dr. Manuel Amador Guerrero, surgió el temple de acero de su señora esposa, doña María Ossa de Amador, panameña de nacimiento y distinguida dama de la sociedad de entonces, quien le dio el impulso y coraje necesarios para proseguir en la lucha y hacia el triunfo.

En la noche de ese mes novembrino, El Concejo Municipal tuvo una sesión extraordinaria, donde se aprobó comunicar al presidente Theodore Roosevelt, los hechos ocurridos en Panamá y se le manifestaba el deseo de un pronto reconocimiento para la separación llevada a cabo.

Al día siguiente ( 4 de noviembre ), el mismo Concejo Municipal, convocó al pueblo panameño para la celebración de un Cabildo Abierto, donde se proclamó oficialmente la independencia.

Del mismo modo, se nombró una JUNTA DE GOBIERNO PROVISIONAL que estuvo presidida por Don José Agustín Arango, por don Tomás Arias y Federico Boyd, como miembros.

Esta Junta lanzó un Manifiesto a la Nación, explicando los motivos para llevar a cabo esta secesión, luego de transcurridos 82 años de voluntaria anexión a Colombia en 1821, que resultó ser un documento brillantemente escrito por Eusebio A. Morales, una de las mentes más privilegiadas entre todos los que intervinieron en los actos de la separación.

Comenzaba con una relación de los agravios y ofensas que Colombia había causado a los panameños. Nuestro país había sido únicamente una fuente de ingresos, en realidad la número uno, para el erario colombiano, sin recibir en compensación ni puentes, ni caminos, ni edificios públicos, ni industrias ni educación.

Mencionaba también el rechazo del Tratado Herrán-Hay por el Congreso colombiano en agosto de 1903, que habría sumido al Istmo en la mayor de las pobrezas y en un atraso mayúsculo, por el resto de la existencia.

Hay igualmente unas palabras con un gran tono conciliador que mencionan: " al separarnos de nuestros hermanos de Colombia, lo hacemos sin rencor y sin alegría. Como un hijo que se separa del hogar paterno, el pueblo istmeño, al adoptar la vía que ha escogido, lo ha hecho con dolor, pero en cumplimiento de supremos e imperiosos deberes: el de su propia conservación. El de su propio bienestar."

Es muy difícil encontrar en cualquier documento de tipo político, unas palabras ,más bellamente escritas y sobre todo, tomando en cuenta los delicados y peligrosos momentos que se suscitaban en Panamá.

El presidente del Consejo Municipal era don Demetrio H. Brid, el secretario Don Ernesto J. Goti y sus miembros: Aizpuru, Rafael, Arango, Ricardo M., Arias F., Agustín, Arosemena, Fabio, Brid,Demetrio H., Chiari R., José María, Cucalón P., Manuel de J., Dimínguez, Alcides, Lewis,Samuel, Linares,Enrique, McKay Oscar M., Méndez, Manuel M., Vallarino, Darío, todos signatarios del Acta de Independencia.

Al día siguiente, los hechos desarrollados en la ciudad de Colón, sellaban en forma definitiva la independencia de Panamá, al partir en el vapor Orinoco y rumbo a Cartagena, todo el contingente militar colombiano estacionado en el Istmo.

Después se fueron adhiriendo progresivamente al movimiento separatista los demás municipios del país, con la primera excepción de Chiriquí y después la comarca indígena de San Blas.

La franca oposición al movimiento de secesión ocurrido, que tenía lugar en esa provincia, era liderizada por el Prefecto don Ramón de la Lastra, quien a pesar de recibir a diferentes misiones con el objeto de parlamentar y atraerlo a la causa de la independencia, se mantuvo firme en su decisión, hasta que a la Junta gobernante, no le quedó otro camino que destituirlo de su puesto, nombrando a don Juan Manuel Lambert y la rebeldía quedó terminada.

En San Blas, el gran cacique Iñapaquiña se negó desde un principio a reconocer la soberanía de Panamá y más todavía, en una visita que hizo al general Ortiz, comandante del Batallón Tiradores que se encontraba en la provincia de Darién, con miras a una supuesta marcha militar sobre la ciudad de Colón,se arrodilló y besó ante toda la tropa, la bandera de Colombia.

A su regreso a San Blas, el cacique y sus indios, se dedicaron por un tiempo, a ayudar en la apertura de un camino carretero, más bien tipo trocha, que llegara a Portobelo, por donde marcharían las tropas de Colombia para tratar de recapturar al territorio perdido y salvar la mancha en el honor patrio.

Esta expedición libertadora se cansó de esperar órdenes de avanzar, pues a los dirigentes de Colombia, no les pareció una acción de guerra, algo muy juicioso de ejecutar.

De esta manera finalizaron las actividades de los grupos que no aceptaron de inmediato los actos de independencia del Istmo.

Con el transcurrir del tiempo, el belicoso cacique, fue deponiendo su actitud hostil hacia Panamá y su soberanía, reconociendo lo actuado y Panamá tuvo desde entonces todo su territorio bajo una absoluta dirección y mando.