Monday, June 6, 2011     17:19
 

Bodas Presidenciales en el Palacio de las Garzas

La Constitución Nacional de la República señala que para ser Presidente de la República, es necesario ser panameño de nacimiento y tener más de 35 años de edad. Esta última limitante, trae como consecuencia lógica, que el mandatario recién electo para ocupar tan destacada posición, en un enorme porcentaje de los casos, ya haya contraído matrimonio.

Las cifras estadísticas, muy acordes con la aseveración anterior, demuestran que de un total de 54 presidentes que ha tenido nuestro país hasta la fecha, solamente, Pablo Arosemena (Marzo 7, 1912 a Septiembre 30,1912 ) y Ciro L. Urriola (Junio 3,1918 a Septiembre 10,1918), permanecieron solteros durante su gestión administrativa.

Para un país, con 98 años de vida independiente, el número de 54 ciudadanos que han ejercido el poder, incluyendo a la actual mandataria, es significativamente alto.

En los Estados Unidos, por ejemplo, desde George Washington (1789) hasta George Bush, hijo, (2001), solo ha habido 43 presidentes (en 212 años).

Las formas de ascender a la primera magistratura en Panamá son:

  1. por votación directa
  2. por votación indirecta

  • escogencia por medio de electores
  • por medio de Juntas de Gobierno Provisional, Gobierno Militar o Civil
  • Convenciones Nacionales Constituyentes.
  • por medio de Consejo General de Estado
  1. por fallecimiento o renuncia del titular y ascenso del Designado( elegidos por la Asamblea Nacional y llamados así hasta 1941( luego Vice-Presidentes, escogidos por el pueblo en sufragio directo ).

Esta explicación deja en claro el por qué, con las variadas posibilidades de escalar el poder que hay en nuestro país, da como resultado ese alto número de presidentes.

Los matrimonios de los primeros mandatarios, en ejercicio de sus funciones, han sido bien raros (2 en 54 o sea 3.7%).

El primero tuvo lugar el 4 de marzo de 1943, a las 6:00 p.m. cuando el presidente Ricardo Adolfo de la Guardia, (período 1941 a 1945) contrajo nupcias con la señora Carmen Estripeaut, ceremonia que se efectuó en el Salón Morisco del Palacio Presidencial, y presidida por el Arzobispo Monseñor Jaime J.Maiztegui.

Finalizado el acto religioso, siguió una elegante recepción celebrada en el Salón Amarillo del Palacio de las Garzas, solo para íntimos amigos y familiares, miembros del gabinete, Presidentes de la Asamblea y Corte Suprema de Justicia.

La otra oportunidad histórica de un matrimonio presidencial, durante su gestión administrativa, tuvo lugar el domingo 10 de junio de 1990, mediante las nupcias del primer mandatario Guillermo Endara Galimany (período 1989-1994), con la señorita Ana Mae Díaz, mediante acto religioso celebrado por el Nuncio Apostólico de Su Santidad, Monseñor José Sebastián Laboa, en la Catedral Metropolitana.

Testigos de esta ceremonia fueron los Vice-presidentes Ricardo Arias Calderón y Guillermo Ford, las señoras Mireya Moscoso y Markela de Reyes.

En el Palacio Municipal, cerca de la Catedral, había un gran retrato al óleo de los novios, con la leyenda "FELICIDADES GUILLERMO Y ANA MAE", que atraía la atención de todo el público.

El Coro Polifónico Nacional dirigido por el profesor Arnold Walters, tuvo a su cargo la parte musical, interpretando bellísimas composiciones.

Los contrayentes recibieron gran cantidad de mensajes de congratulaciones y regalos de muchas partes del mundo y en especial del Papa Juan Pablo II
donde les decía "Mis más cordiales felicitaciones, a la vez mis fervientes plegarias al Todopoderoso para que en este hogar reine siempre la confianza en la gracia de Dios. Me complace impartirles de corazón, una especial bendición apostólica, que hago extensivo a sus familiares y participantes en la misa nupcial".

A las 5:00 p.m . se dio inicio a la gran recepción en el Salón Amarillo del Palacio Presidencial , con la presencia de Vice-presidentes de la República, Ministros de Estado, Embajadores, Diputados a la Asamblea Nacional y muy prestantes figuras del mundo social, diplomático y político, quienes desafiaron un fuerte aguacero, para no faltar a tan distinguida celebración.

SEMANARIO ( EL UNIVERSAL ) JULIO 9, 2001